martes, 14 de diciembre de 2010

El mundo esta lleno de traumatólogos



“Busca una buena seguridad económica a través de la eficacia dentro del trabajo. Vigila especialmente lo que haces en casa y evita accidentes. Tómate en serio tu salud para evitar correr riesgos innecesarios. Permanece activa y alegre y disfrutarás mas de tu vida…”

La anterior cita, corresponde a mi horóscopo para hoy, 14 de diciembre de 2010.

Y me pregunto, ¿No estamos todos los nacidos, sin importar bajo que signo del zodíaco, buscando una buena seguridad económica?

¿Por qué me invita a vigilar lo que hago en casa y a evitar accidentes? Quien escribe estos horóscopos, es, sin lugar a dudas, un traumatólogo. Porque de no ser así, ¿Por qué te prepara para una caída mortal en tu bañera?

La predisposición, esa preparación para algún propósito cercano, es una tendencia totalmente normal, que se despierta, toda vez que damos por hecho que algo sucederá tarde o temprano. Y, si quien te lo dice, asegura tener contacto directo con los astros, es algo que puede llegar a ser realmente mortal. Es decir, si una persona, que le guarde cierto respeto a los horóscopos, lee que debe tener mucho cuidado ese día mientras baja las escaleras, se verá obligado a bajarlas más lento de lo normal, y siempre sujetándose de las barandillas. Por tanto, esta persona, llegará tarde a su trabajo.

Pero lo que sucede con más frecuencia, es que esa extrema precaución en las escaleras, en el baño de casa, en el trabajo –donde hay un compañero que quiere clavarte un puñal-, o en la calle –donde encontrarás al amor de tu vida-, surte un efecto totalmente contrario al buscado: suena tu móvil, y retiras lentamente la mano de la barandilla para poder atender la llamada, y mientras contestas “¿Si?”, pierdes el equilibrio y caes, escalón tras escalón hasta llegar sin aliento al final de la pesadilla. De camino a casa, compras una alfombra antideslizante, la colocas cuidadosamente en la bañera y te dispones a darte una ducha; te sujetas de la pared, mantienes la pierna izquierda del lado de fuera, y levantas lentamente la derecha para irla introduciendo en la bañera; una vez enraizada en la superficie, balanceas todo tu peso a la pierna que está dentro de la bañera, y de pronto, la alfombra se desliza, y haces una apertura de piernas circense, que te deja con un esguince de ingle.

Y, es que, en todos los ámbitos de la vida, hay traumatólogos, que intentarán por todas las vías que les sean permitidas, vaticinar un hecho que nunca sucederá.

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