domingo, 12 de diciembre de 2010

Adventus Redemptoris





Con todo el respeto que merece mi fe católica, he de admitir públicamente, que “Adventus” me lleva a pensar inmediatamente en Harry Potter y en los hechizos que los protagonistas de esta saga lanzan con sus varitas:

“¡Bombarda Máxima!”

“¡Expelliarmus!”

“¡Patronus!”

“¡Protegium totalum!”

“¡Confundus!”

“¡Glacius!”

“¡Lumos Solem!”

“¡Oculus Reparus!”

¿Cómo no hacer esta asociación? –sean honestos con ustedes mismos-

El reciente estreno mundial de la penúltima entrega de esta saga, ocasionó que todos -¡todos!- tuviéremos que ver nuevamente las seis películas anteriores. Por tanto, me parece totalmente normal, que cualquier voz latina nos suene a un hechizo de magia. De hecho, hace unos días, agregué la leche a mi café con un cuentagotas –como quien prepara una poción mágica- y me pareció totalmente normal.

Adventus Redemptoris, -de verdad, insisto, dudo que pueda existir alguien en el planeta tierra que al leer esta frase no se imagine apuntando a alguien con una varita mágica-, significa, etimológicamente “venida del redentor”. En español le llamamos Adviento, pero yo continuaré usando el término latino, pues, como veremos mas adelante, es en realidad el hechizo más poderoso que haya existido jamás.

El adventus, es el período de preparación para el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, cuya duración es de 21 a 28 días, y que se celebra los cuatro domingos que preceden a la Navidad, y hoy, 12 de diciembre, es el tercer domingo de adventus. Pero lo mas hermoso de este período, y siguiendo el orden de ideas –no la orden del fénix-, es que es un tiempo de reflexión donde debemos perdonar y renovar nuestras esperanzas.



Dentro de nuestros corazones, existe cierto equipaje que hay que tirar por la borda para poder seguir adelante mas ligeros y prestos para el nuevo año que se avecina. Y es por ello, que, hoy, tercer domingo de adviento, he descubierto que nuestros profetas dejaron inscrito el hechizo “Adventus Redemptoris”.

Este hechizo nos fue enseñado desde hace muchísimos años, y durante estos días que corren, en los que, a Dios gracias, ya no se persigue a la herejía, tenemos una única tarea:

1.En primer lugar, ir a una tienda de magia y dejar que una varita mágica nos elija. –de no ser posible, una cuchara de palo será suficiente; pero insisto, la cuchara de palo deberá elegir-

2.Posteriormente, debemos ir a un lugar privado y silencioso. En este lugar, comenzará la magia con nosotros mismos. Tomaremos la varita mágica o cuchara de palo y apuntaremos a nuestro corazón. Una vez hayamos ubicado el preciado órgano, llenaremos nuestros pulmones de aire, y con toda la fuerza que pueda habitar en nuestras cuerdas vocales, lanzaremos el hechizo: “¡¡¡Adventus Redemptoris!!!”.

3.Debemos permitir que el hechizo surta el efecto. Puede ser un poco doloroso. Pero los efectos secundarios que posee son realmente maravillosos, pues, lentamente, iremos liberándonos del peso de la tristeza, de la soledad y del rencor. Simultáneamente, sentiremos como el amor de Dios nos irá envolviendo, y, cuando menos lo imaginemos, ya todo el dolor habrá terminado.

4.Finalmente, lanzaremos el hechizo a todas las personas que nos rodean.



Aunque busqué incansablemente, no pude encontrar una tienda de varitas mágicas, así que opté por una cuchara de palo. Y, ahora, mientras comienzo a sentir los efectos de mi propio auto-hechizo, dirijo mi cuchara hacia ustedes y grito: ¡!!!ADVENTUS REDEMPTORIS ¡¡¡¡

2 comentarios:

Anónimo dijo...

post impresionante. Realmente disfruté la lectura de su blog.

Gabriela Martin dijo...

Muchas gracias ¡¡¡ Un abrazo fuerte¡¡¡