domingo, 16 de mayo de 2010

PLANETA FRT67


¿Qué? ¿Dónde Estoy? ¿Qué ha pasado? Al abrir los ojos no vi más que lo negro de la oscuridad, pero pasados unos segundos mis pupilas se ajustaron y pude definir la figura de lo que se encontraba delante de mí. Mi corazón latía a una velocidad inhumana, y lamentablemente, lo que tenía frente a mis ojos era mucho más inhumano que mi ritmo cardíaco.

¡Dios, Dios, Dios! ¿Por qué? ¡Siempre te he dicho que no necesito ver para creer!, pensé mientras trataba de respirar. El miedo me había paralizado todos los sentidos excepto el de la vista, pero lentamente logré recuperarlos “¡Vamos! ¡Tú puedes! No te va a hacer daño… el... o ella... o lo que sea... es solo un… ¡Dios! ¡Dios!”.

Intenté incorporarme, pero mi cuerpo no respondía. No pude mover ni un dedo. “¡muévete! ¡Corre!” me dije, como intentando dar las órdenes que mi cerebro no estaba enviando a mi cuerpo.

-“Tranquila”. Dijo la cosa. “No voy a hacerte daño; Mi nombre es Kruf. Vengo del planeta FRT67”.

¿Planeta FRT67? En ese momento no podía recordar ni mi propio nombre, pero, si de algo estaba segura, era de que en el colegio nunca había escuchado la existencia de ese planeta. “Quizás falté ese día a clases” pensé.

Mientras comenzaba a recuperar lentamente el dominio de mi cuerpo, pude confirmar algunas de mis dudas. Lamentablemente, la cosa que tenía frente a mí, en mi habitación, era un extraterrestre. Además, este venía de un planeta cuya existencia yo desconocía y, finalmente, parecía ser inofensivo.

Kruf, era, realmente diferente a la imagen que me había creado de los alienígenas. Quizás en cuanto al color de su piel –si se puede llamar piel-, no estaba tan equivocada. Era blanca, más bien fluorescente. Era un cuerpo alto y delgado, con dos brazos y dos piernas. No era tan distinto a nosotros. Incluso pude constatar que tenía 5 dedos en cada mano. Sus ojos de un color azul, como el mar profundo.

-“Señorita, necesito que me acompañe” Dijo kruf.

Dejé de respirar.

-“Siento mucho haberla asustado. Créame que mi intención no era esa. Por favor, acompáñeme” dijo, extendiendo su delgado brazo hacia la puerta.

Tomé aire y cerré los ojos. “No te puedes negar… seguramente te anestesiarían con algún gas y lograrían su cometido” pensé. Kruf había venido por algo, y lo haría con o sin mí, y entre las dos opciones preferí mantenerme consciente.

Me incorporé de la cama y caminé hacia la puerta. Kruf caminó a mi lado en todo momento.

Salimos hacia jardín trasero de mi casa, y ahí nos detuvimos. En medio del jardín se encontraba un aparato ovalado y metalizado de unos 5 metros de altura. “¡Oh Dios, Dios, Dios! ¡Abducción!”Ahogué mis gritos y miré en todas las direcciones. Nadie se encontraba en los alrededores. Parecía que hubieran desaparecido. Mientras observaba la nave supe que pasaría, y con la resignación de un simple humano, débil y aterrorizado me entregué al destino.

Al frente de la nave se encontraban dos seres muy parecidos a Kruf. Se acercaron a nosotros, y con un leve movimiento de cabeza dijeron sus nombres.

-“Mi nombre es Atom”. Dijo el de la derecha
-“Y el mío Pam”. Dijo el de la izquierda

¡Vaya! ¡Pero que alegría!... ¡La familia de E.T!, pensé irónicamente.

En mi interior se dibujaba un ligero cambio de sentido. Por algún extraño motivo, este trío alienígena comenzaba a ganarse mi confianza. Eran amables y, -aunque suene extraño- verdaderamente hermosos.

Kruf tomó la palabra mientras sus dos compañeros me miraban con una curiosidad un tanto perversa:

-“Verá, hemos tenido que aterrizar de emergencia en su jardín. Esta parada no estaba planificada, pero no hemos podido hacer nada al respecto”

- “Ah, ¿Si?, y, podrían decirme ¿porque han elegido mi jardín para su parada estratégica?

- “Quisimos aterrizar en una zona despoblada, pero la nave no respondió” continuó Kruf.

- “Osea, que ¿Se les averió su… nave?”, pregunté.

-“No, no está averiada, solo que se le ha agotado su carga eléctrica”

-“Vaya, cuanto lo siento, y… ¿han parado aquí para que yo les preste unas pilas?”. Ellos parecían no entender el concepto de ironía en mis palabras.

-“¿Pilas? Desconocemos ese producto. En todo caso, hemos aterrizado aquí para que nuestra nave se cargue; Funciona con energía solar, así que solo necesitará unas 20 horas de sol para que vuelva a arrancar. Nos iremos en cuanto el generador de la nave cargue por completo”

Nunca había deseado con tanto fervor 20 horas continuas de sol. Pero esa noche había visto las previsiones meteorológicas. “Las lluvias azotan la región” había dicho el chico del tiempo. “…Maravilloso, la familia de ET necesitará de, al menos, una semana para recargar su avioncito” pensé.

Los tres seres permanecían inmóviles frente a mí. Observaban con una extraña curiosidad cada palabra que yo pronunciaba, cada movimiento de mi cuerpo y yo, por mi parte, respondía igual que ellos. Esto iba a ser, sin lugar a dudas, una abducción cruzada.

Las buenas costumbres –y cito a mi madre- no se abandonan ni en las peores situaciones, así que, haciendo uso de la poca cordura que me quedaba les invité a entrar a mi casa –teniendo en cuenta que la entrada anterior no había sido formalmente permitida por mi-.

Kruf, Atom y Pam me siguieron hasta la cocina, y una vez que tomaron asiento les pregunté: “¿Les apetece algo de beber? ¿Tienen hambre?”

Mi corazón se detuvo. Me arrepentí inmediatamente ¡Dios! ¿Por qué he preguntado esto? ¿Qué comen? ¿Cerebros? ¿Vísceras?

Se miraron entre ellos y respondieron: “¡Si!, ¡tenemos hambre!”. Luego comenzaron a hablar rápidamente entre ellos. Era un tipo de comunicación formada por sonidos muy parecido a los que usan los delfines: silbidos, tintineos, tamborileos.

-“Sabemos que estas asustada, por eso queremos que nos veas comer. Tenemos una dieta especial, y es muy diferente a la tuya. Acompáñanos por favor… y observa” dijo Kruf.

“Observa… tercera persona… no soy la comida” pensé mientras mi corazón latía nuevamente.

Había algo en estos seres que me encantaba. Aún no sabía que, pero lo cierto es que hasta ese momento tuve miedo. Mientras caminábamos hasta el jardín –lugar que eligieron para comer- Kruf me explicó que Pam era su esposa y que Atom era su hijo. “Son una familia… tienen sexo femenino y masculino… no, no preguntes como se aparean” pensé.

Al llegar al jardín, Kruf, Pam y Atom se quedaron de pié y se acercaron entre sí formando un triángulo, cada uno de ellos en un ángulo. Yo tomé asiento en una silla oxidada que había en el jardín y observé. En ese momento desconocía que la alimentación de esta familia cambiaría mi vida para siempre.

Kruf cerró los ojos y llevó sus manos lentamente hasta ambos lados de la cabeza de Pam, su esposa. Le dijo en voz baja que hablara en castellano para que la humana pudiera entenderle. Kruf dejó sus manos en Pam y se dibujó una sonrisa en el rostro de ambos.

Pam comunicó a Kruf en perfecto castellano cuales habían sido sus preocupaciones y sentimientos negativos de todo el día. Una de las cosas que más le había preocupado ese día radicaba en el hecho de haber podido matar de un infarto a una humana. Pam cerró sus ojos. Su esposo mantuvo sus manos en las sienes de Pam y su sonrisa se hizo cada vez más y más grande. Kruf saciaba su apetito lentamente mientras liberaba a pam de sus pesares.

Posteriormente llegó el turno de Pam. Ella tomó sutilmente la cabeza de su hijo y todo transcurrió de la misma manera. Luego lo hizo Atom con su padre Kruf. Durante una semana exactamente, fui testigo de esta alimentación a la hora terrestre de “la cena”. Todas las noches al acostarme, incluía en mis oraciones: “Y, que mañana no salga el sol… para que ellos no se vayan… Amén”

La Familia del planeta FRT67 se retroalimentaba diariamente con sus propias preocupaciones. Y eso, eso era lo mas maravilloso que había visto en toda mi vida. La preocupación de un miembro de la familia era el alimento para el otro, quien lo absorbía y se saciaba de felicidad. Nada llena más que ver a un miembro de tu familia feliz.

“¡Ahora entiendo porque algunas veces comemos 10 veces al día! ¡Ingerimos la comida equivocada!” pensaba. Lo que realmente nos llena no es la comida, sino la satisfacción de aligerar la vida de alguien a quien amamos profundamente.

Abrí los ojos ese domingo y bajé a la cocina. Allí me esperaba la Familia del planeta FRT67 para despedirse. Su nave estaba totalmente cargada y lista para el despegue. Les acompañé hasta el Jardín. Les abracé a todos y –aunque no estaba incluido en su dieta- les regalé una cajita de las galletas de mantequilla que había horneado la noche anterior.

“Vengan a visitarme pronto” Les dije. Y no pude reprimir más el llanto. Eran mis mejores amigos alienígenos. Durante siete días me habían enseñado la simplicidad de la intercomunicación en la familia. “Vuelvan pronto” les repetí mientras me secaba las lágrimas con la manga de mi camisa.

-“Volveremos… te lo prometo” dijo Kruf y vi como sendas lágrimas resbalaron por su blanca mejilla. Se giró hacia la nave donde le esperaban Pam y Atom.

Para mi mayor tranquilidad -y la de mis vecinos- la nave no hizo ningún tipo de ruido al despegar. Fue silencioso y muy rápido. En 2 segundos mi Jardín volvió a ser un espacio dedicado al ocio de terrícolas.

Entré en mi casa nuevamente y corrí hacia la mesita donde estaba el teléfono. Marqué un número.

-¿Si?
-Hola papá
-¡Hola hija linda! ¿Cómo estas? Tu voz suena rara…
- Bueno… he tenido una semana un tanto paranormal
- ¡Ay hija! ¡Tú y tus inventos! Dijo riéndose a carcajadas. “Que conste en acta… intenté decir la verdad” pensé.
-“¿Estarán en casa hoy?” pregunté.
-“Si hija, aquí estaremos”
-¡Excelente! ¡Voy saliendo para allá!
-¿Haz comido? Preguntó mi padre
- Si… pero tengo hambre

3 comentarios:

Unknown dijo...

amigaaaa q comicooooooo!!!! no esperaba menos jajajaaajajajajajaja....Belkys!

LuzCla dijo...

yo quiero vivir en el planeta FRT67... y alimentarme como ellos! Sera q podemos aprender los de este planeta a ser como Pam, Kruf y Atom?? =))

me encanto....

carolina martin dijo...

mana por dios, lo que pensabas que era una momia, pues seguro era el alienigena mayor .. tenian todo friamente calculado jajajjaja .. excelente historia mana.. te amo ;)